11/9/07

Etiopía, a pocas horas del año 2000, siete años más tarde

Adis Abeba, ETIOPIA.- Los etíopes ultiman los preparativos para entrar mañana, miércoles, en el tercer milenio, puesto que su país se rige por el calendario copto y no por el gregoriano, como el que se usa convencionalmente en el resto del mundo, al menos a efectos prácticos.
Este calendario, descartado por la Iglesia Católica en el siglo VI, tiene 13 meses y para los etíopes, hoy es martes 31 de diciembre de 1999 y como tal se preparan a celebrar.
En una operación sin precedentes en cuanto a la importancia del evento y el presupuesto del mismo -25 millones de dólares-, el Gobierno encabezará numerosos actos festivos con el ánimo repartido entre la euforia y el temor. Euforia por la trascendencia para la población y temor ante posibles ataques terroristas.
La gente está dividida entre quienes tienen previsto divertirse a toda costa y aquellos que no pueden o no desean celebrar un acontecimiento que, según ellos, ilustra la ambición de un ejecutivo más preocupado por su reputación en el extranjero que por el bienestar de sus ciudadanos.
Zelalem es abogado y ha acudido a la plaza Meskel de Adis Abeba con su familia para sacar fotos antes de que la policía acordone la zona.
"Esta noche iremos a misa antes de cenar y celebrar este momento tan especial con todos nuestros amigos", dice Zelalem, que agrega que "el milenio es muy importante para el país, para su economía y todos sus habitantes".
A pocos metros, Solomon, un adolescente vestido con harapos y que siempre acude a la plaza para pedir limosna, afirma que le importa muy poco el milenio.
"Sólo quiero comer, además van a cerrar la plaza por lo que no podré venir aquí como hago todos los días", explica.
El lugar, como toda la capital, está cubierto con banderas etíopes y de los otros 52 estados africanos. Ocho palomas gigantes han sido emplazadas por toda la plaza.
En un cruce de calles, un grupo de pastores con seis rebaños de cabras y ovejas aguardan la llegada de hipotéticos clientes para venderlas, los electricistas ponen a punto las luces que iluminarán la plaza y toda Adis Abeba está colapsada por el tráfico.
Los etíopes corren de un lugar a otro para las compras de última hora y la policía está desbordada por la ingente cantidad de vehículos que taponan las principales arterias.
El dispositivo de seguridad puesto en marcha por el Gobierno no tiene precedentes. Varios millares de soldados han sido desplazados desde sus bases y desplegados por toda la capital.
Entretanto, la avenida que une el aeropuerto de Adis Abeba con el centro de la ciudad es custodiada por soldados, con traje de gala, pero armados hasta los dientes, cada cincuenta metros.
Los niños limpiabotas, los vagabundos y los vendedores ambulantes han sido desplazados a zonas periféricas y las tiendas y peluquerías están haciendo su "agosto"... en septiembre... o diciembre de 1999.
En los palacios del Primer Ministro y el Presidente hacen guardia los miembros de las fuerzas especiales. Ningún automóvil puede aparcar a menos de doscientos metros y no está permitido hacer fotos.
El miedo a un ataque de origen eritreo, somalí o de otra procedencia es de tal magnitud que la mayoría de los eventos, excepto los oficiales, ha sido cancelada.
Las autoridades han mantenido los festejos que tendrán lugar en un estadio, las celebraciones religiosas y la fiesta privada organizada por un millonario musulmán, el jeque Al Amoudi, a la que acudirán presidentes y primeros ministros de otros países africanos así como personalidades mundiales de todos los ámbitos, incluido el ex presidente estadounidense Bill Clinton.
Una fiesta a la que también acudirán los etíopes de la diáspora, si bien no serán tan numerosos como en principio se preveía.
El precio de una entrada, 1.500 birrs (unos 140 euros) no entra en el presupuesto del noventa por ciento de la población.
La calle Bole, que une la plaza Meskel con el aeropuerto y sede del anfiteatro donde se celebrará la fiesta, será cerrada en las próximas horas. Tan sólo el primer ministro etíope, Meles Zenawi, sus colegas africanos, los invitados especiales y la prensa podrán circular por ella.
Entretanto, las previsiones meteorológicas son optimistas, no se pronostican lluvias en las próximas horas y se podrá por tanto llevar a cabo los fuegos artificiales previstos para la medianoche y los veintiún cañonazos que, a las 06.00 (03.00 GMT) del miércoles 12, indicarán que ha comenzado oficialmente el nuevo milenio etíope.

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