13/9/07

Los seísmos azotan Indonesia y sigue el temor a los tsunamis

BENGKULU, Indonesia .- La isla de Sumatra, en Indonesia, fue sacudida el jueves por una serie de temblores tras un fuerte terremoto que ayer derribó cientos de edificios, dejando al menos 10 muertos y a muchas personas bajo los escombros.Un sismólogo dijo que la región tuvo suerte de haber escapado a un tsunami similar al desatado por el terremoto de magnitud mayor a 9 que en el 2004 dejó más de 280.000 muertos.
"Hubo un tsunami generado por el seísmo, simplemente se dirigió en dirección sudoeste, lejos de la tierra", notificó Mike Turnbull, de Central Queensland University.
Pero la amenaza continuaba. La agencia de meteorología de Indonesia emitió la última de una serie de advertencias de tsunami a última hora del jueves, después de que otro fuerte seísmo afectara Sumatra. La advertencia fue retirada horas más tarde.
El daño del seísmo inicial fue "relativamente menor" de lo que se temió, dijo el jueves a periodistas el presidente, Susilo Bambang Yudhoyono.
"Sin embargo, aún debemos hacer una evaluación exhaustiva. La gente actúa mejor al responder a los desastres que en años anteriores", dijo.
El terremoto del miércoles, de magnitud 8,4, que tuvo lugar en la víspera del mes de ayuno musulmán de Ramadán y se sintió en los vecinos Singapur, Malasia y Tailandia, cortó las comunicaciones y desató el pánico en las horas siguientes.
Dicho seísmo, y más de 20 temblores posteriores que variaron en magnitud entre 4,9 y 7,8, desataron repetidas advertencias de tsunami en los países del Océano Indico. Sin embargo, no se registraron grandes oleadas en las costas.
El tsunami del 2004 fue ocasionado por un seísmo de más de 9 grados de magnitud.
Un fotógrafo de Reuters en la capital provincial de Bengkulu dijo que la situación parecía tranquila, los comercios reabrían y la gente comenzaba a circular. La provincia, una de las regiones cafeteras de Indonesia, tiene una población de aproximadamente 1,57 millones de habitantes.
Los caminos en el norte de Bengkulu estaban cubiertos de tiendas de campaña, ya que los residentes tenían miedo a más terremotos y no querían regresar a sus viviendas dañadas. La gente se agrupaba junto a hogueras al aire libre para mantenerse calientes bajo la llovizna.
"Cuando ocurrió el primer temblor, salimos corriendo de nuestra casa. Luego regresamos a la casa a dormir, pero llegó otro gran seísmo, así que salimos corriendo nuevamente. Desde entonces tenemos miedo", dijo Erfan Riyanto, un conductor.

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