BAGDAD - Ráfagas de disparos resonaron el domingo por Bagdad mientras los iraquíes celebraban la victoria de su selección de fútbol en la Copa de Asia, un inusual momento de felicidad y unidad en cuatro años de implacable violencia."Logramos el sueño. Allahu Akbar! (Alá es el más grande)", gritó un aficionado a la televisión estatal Iraqiya tras la victoria de Irak por 1-0 frente a Arabia Saudí en Yakarta.
Los saudíes aspiraban a convertirse en los primeros en ganar cuatro títulos del torneo, pero Irak consiguió imponerse a los máximos favoritos para llevarse una preciada porción de gloria deportiva.
Las autoridades impusieron toques de queda sobre vehículos y las fuerzas de seguridad estaban en alerta máxima después que 50 personas murieran en atentados suicidas contra aficionados tras la victoria de Irak en las semifinales del miércoles.
Los iraquíes ignoraron las órdenes de los responsables de seguridad y líderes religiosos de no disparar al aire. Su equipo, que llevaba brazaletes negros por los fallecidos, nunca antes había llegado a la final de la Copa de Asia.
Celebraciones espontáneas estallaron en la capital, en la que conviven diferentes religiones, así como en el sur chií y en el norte kurdo. El equipo cuenta con jugadores de las principales comunidades de Irak: chiíes, suníes y kurdos.
Los aficionados lloraban y bailaban en las calles, ondeando sus camisetas en el aire y abrazándose.
Presentadores de televisión, envueltos en la bandera iraquí roja, blanca y negra, se deshacían en lágrimas y la CNN interrumpió su programación habitual para anunciar la victoria.
En Bagdad entró en vigor un toque de queda para vehículos a las 16:00 hora local (12:00 GMT), una hora antes del inicio del partido, hasta las 6:00 del lunes (02:00 GMT).
Similares medidas se anunciaron también en la volátil ciudad de Kirkuk, en el norte, y en las ciudades sagradas chiíes de Nayaf y Kerbala, en el sur, donde las autoridades dijeron que habían recibido informaciones de inteligencia sobre posibles atentados con coche bomba.
Los saudíes aspiraban a convertirse en los primeros en ganar cuatro títulos del torneo, pero Irak consiguió imponerse a los máximos favoritos para llevarse una preciada porción de gloria deportiva.
Las autoridades impusieron toques de queda sobre vehículos y las fuerzas de seguridad estaban en alerta máxima después que 50 personas murieran en atentados suicidas contra aficionados tras la victoria de Irak en las semifinales del miércoles.
Los iraquíes ignoraron las órdenes de los responsables de seguridad y líderes religiosos de no disparar al aire. Su equipo, que llevaba brazaletes negros por los fallecidos, nunca antes había llegado a la final de la Copa de Asia.
Celebraciones espontáneas estallaron en la capital, en la que conviven diferentes religiones, así como en el sur chií y en el norte kurdo. El equipo cuenta con jugadores de las principales comunidades de Irak: chiíes, suníes y kurdos.
Los aficionados lloraban y bailaban en las calles, ondeando sus camisetas en el aire y abrazándose.
Presentadores de televisión, envueltos en la bandera iraquí roja, blanca y negra, se deshacían en lágrimas y la CNN interrumpió su programación habitual para anunciar la victoria.
En Bagdad entró en vigor un toque de queda para vehículos a las 16:00 hora local (12:00 GMT), una hora antes del inicio del partido, hasta las 6:00 del lunes (02:00 GMT).
Similares medidas se anunciaron también en la volátil ciudad de Kirkuk, en el norte, y en las ciudades sagradas chiíes de Nayaf y Kerbala, en el sur, donde las autoridades dijeron que habían recibido informaciones de inteligencia sobre posibles atentados con coche bomba.
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